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"Ojos, mirad por última vez, brazos, dad vuestro último abrazo, y labios, que sois puertas del aliento, sellad con legítimo beso un trato perpetuo con la ávida Muerte"

Romeo Y Julieta

Mike (L)

viernes, 10 de septiembre de 2010

Capítulo 11

Tocaron a la puerta, me levanté, abrí la puerta, y lo primero que no noté fue mucho flashes delante mía y un montón de micrófonos, en un acto reflejo, cerré la puerta y puse mi espalda contra ella, se oían un montón de voces tras la puerta, de repente sonó el teléfono de la habitación, cerré la puerta con pestillo y fui a descolgar el teléfono.


-¿Dígame?.

-Hola cielo, soy yo, ya sé la que hay montada ahí arriba, baja por la escalera de incendios que está fuera de la ventana, Janet y yo te esperamos abajo.

-¿Y qué pasa con la ropa?.

-Es cierto, métela en las maletas y déjalas en la escalera yo iré a por ellas, adiós.

No me dio tiempo a contestar, colgó, y al instante yo empecé a hacer las maletas, cuando terminé de hacerlas sentí como alguien aporreaba suavemente la ventana, la abrí y era Michael, pasé las maletas y después él me ayudó a salir por la ventana y a bajar por las débiles escaleras de incendios, cuando bajamos con las maletas Janet nos esperaba en un coche, no sabía de dónde lo habían sacado ni me importaba, metí las maletas en el maletero y me senté en el asiento de atrás junto a Janet, íbamos en silencio, ninguno de nosotros queríamos hablar de ello.
Pasada una hora de incómodo silencio, Michael dejó de conducir y paró en un pueblo que nunca había visto, era un pueblo rodeado por una montaña y lleno de árboles, las calles eran de piedra y había anchas aceras, yo decidí romper el silencio.

-¿Dónde estamos?-pregunté mirando absorta a todos lados.

-En Andorra-contestó Michael.

-En Ando...¿Qué?-no sabía dónde estaba ese sitio.

-Andorra, es un sitio entre Francia y España-respondió Janet.

-Ah, vale-contesté sin dejar de mirar alrededor.

Saqué las maletas del coche y seguí a Michael y a Janet hacía una casa enorme que había en el centro de la ciudad, era verdaderamente grande, la puerta era de madera oscura, la toqué con la mano y estaba algo áspera, al entrar me quedé impresionada, el suelo era de mármol de carraca estaba algo resbaladizo, las paredes estaban pintadas en color melocotón y había una gran escalera del mismo mármol que el suelo con unas barandillas de madera del mismo color de la puerta, había muebles victorianos oscuros y puertas enormes con cristales, menos unas pocas que eran como arcos, también había una puerta corredera por la que se iba hacía el gran patio de flores que había en el exterior, me preguntaba de quién sería esa casa.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Capítulo 10

Me quedé completamente paralizada, y olvidé, momentaneamente, cómo había que respirar, él me miraba fijamente intentando adivinar mis pensamientos, sus preciosos ojos marrones se clavaban dentro de mí. No conseguía asimilar la situación, así que la examiné, tenía a Michael Jackson mirándome profundamente a los ojos después de haberme declarado su amor y la decisión estaba en mis manos, no sabía que hacer, si dejarme llevar por los sentimientos y decirle que sí o seguir siendo como soy y volver a una vida normal llena de errores, pero era demasiado pronto, nadie se puede enamorar de nadie en tres días, bueno, yo sí me había enamorado, ¿pero él?, él era una mega estrella, era imposible que alguien tan espectacular como él se enamorase de mí.

Pero claro, si él realmente sentía eso por mí y yo por él, no podía negarme y menos si me miraba así.
Le cogí de las manos, sonreí, le dí un beso en la mejilla y le susurré un "te quiero", a lo que él respondió con un fuerte abrazo y un "yo también".
De repente alguien tocó la puerta.

-¿Quién es?-pregunté

-Tienen una visita-nos contestó el hombre de la recepción, dejando entrar a una chica.

Michael iba a decirle varias cosas al recepcionista pero cuando se giró ya no estaba y en su sustitución había una chica pelirroja, tenia un pelo bastante raro, algo artificial, de ojos marrones enormes y de nariz puntiaguda, de repente de quitó la peluca y nos sonrió.

-¡Janet!-gritó Michael abrazándola.

-Me tenías preocupada, ¿por qué has...?-paró de hablar de repente y me miró-Hola-dijo mientras se llevaba a Michael a una esquina de la habitación.

Empezaron a susurrar cosas que yo no podía oír, pero seguro que estarían hablando de por qué estaba con una chica en un hotel de Francia, después de cuchichear Janet se acercó a mí.

-Siento no haberme presentado de buenas formas, soy Janet Jackson, la hermana de Michael, ¿y tú?-preguntó curiosa.

-Yo bueno, soy su novia-le contesté sonriendo.

-Vaya, por fin has decidido sentar la cabeza eh-le dijo a Michael dándole codazos suaves en el brazo.

-Sí, supongo, no sé-dijo riendo-¿cómo nos localizaste?.

-Pues le saqué toda la información a Liz-le contestó sonriendo.

-Lo sabía-dijo entre dientes-¿Piensas quedarte mucho tiempo?-preguntó curioso.

-Pues, no sé ya veré, ¿y qué hacéis para divertiros por aquí?

Empezamos a hablar de las cosas que podíamos hacer, cómo dar caminatas y cosas de esas.
Decidimos dar vueltas por el pueblo y era realmente rústico, estaba lleno de árboles y casas con las paredes de piedras grises. Fuimos al lago, el bosque y a algunas tiendas.
Cuando volvimos al hotel ya eran las ocho de la noche, Janet decidió coger una habitación aparte.
Después de cenar juntos en un restaurante del pueblo nos fuimos a dormir.
La primera vez que él y dormíamos juntos, la verdad, tuve mas novios, pero ninguno como él, era tan perfecto en todo. Me dormí abrazada a él mientras me acariciaba el pelo.
A la mañana siguiente me encontré una nota, de Michael, que decía:

Buenos Días Princesa, estaré con Janet toda la mañana, te he dejado algo de dinero en la mesilla por si querías comprar algo, en cuanto vuelva te llevaré una cosa, espero que te guste, te he dejado el desayuno encima de la mesita de la entrada.
Te Quiero.

Totalmente perfecto, me alegraba haberme encontrado con un hombre así.
Miré a la mesilla de al lado de la cama y, era verdad, me había dejado dinero, no sabía cuanto pero por la cantidad de billetes había mucho, demasiado, no me lo gastaría en una mañana, es más creía que no gastaría nada de dinero esa mañana.
Desayuné, me duché, me vestí y me arreglé y me quedé sentada en la cama, pensando, hasta que...

sábado, 4 de septiembre de 2010

Capítulo 9


Seguí aturdida durante bastante tiempo hasta que por fin acabé de asimilar todo lo ocurrido, porque todo pasó bastante rápido, te invade una rara sensación cuando te das cuenta de que todo puede cambiar en un segundo, puedes pasar de estar jugando a la guerra de comida con un amigo a estar besándole sin darte cuenta siquiera.

Me sentí bastante mal cuando él salió disparado por la puerta sin decir un misero "adiós", pero lo comprendí, sabía perfectamente que era algo que ni él ni yo habíamos planeado, un simple desliz, pero como siempre, mi estúpido cerebro comenzó a darle vueltas a todo, porque sí, era verdad, me había encantado el beso y porque en tres días me había enamorado de él, ya me había dado cuenta de todos los sentimientos que afloraban dentro de mí, también es cierto que no tenía ni idea de por qué me había besado, pero no quería darle más vueltas así que me fui a la destartalada ducha y me dí una larga, fría y relajante ducha, me sequé el pelo, me peiné, me maquillé y me vestí para salir a dar una vuelta, ya que aunque no había dormido en un día, en Francia era de día y aunque estaba un poco nublado y pareciese que iba a llover yo quería explorar todo el rústico y hermoso pueblecito en el que nos alojábamos.

No sabía que hacer, en mi mente sólo aparecía Michael y muchas preguntas, no sabía si ir a buscarle o dejarle pensar..."Oh ¡Qué diablos!", pensé, "Por pensar estoy así de mareada", cavilé unos instantes y decidí ir a buscarle, pregunté a el hombre mayor de recepción y me dijo que estaba en la "cafetería", por decirle algo a aquella sala llena de polvo, del hotel, fui a buscarle, y en efecto allí estaba, sentado tomando un café, me acerqué a él y me senté a su lado sin decir nada.

Pasaron cinco minutos de incomodo silencio hasta que él lo rompió.

-¿No estás enfadada conmigo?-preguntó tímidamente.

-¿Por qué debería estarlo?-le pregunté yo a él mientras le acariciaba el hombro.

-Bueno, yo, te he...Besado así de repente-contestó sonrojándose.

-Mike, si me enfadara por eso sería una total amargada ¿no crees?-le dije alegre para intentar animarle.

-Pero eso no estuvo nada bien, es decir, somos amigos y no sé, no está bien-explicó mientras revolvía su café con una cucharilla.

-No, Mike, no estaría bien si alguno de los dos tuviese pareja o si no nos conociésemos.

-Pero...

-Ni peros ni nada-le interrumpí-pero antes de zanjar este tema, dime, ¿por qué me besaste?.

-Yo...Eh...Es que...

En ese momento sonó un trueno fuera del hotel y yo emití un grito.

-¿Qué pasa?-preguntó él preocupado.

-Sé que suena estúpido, pero le tengo miedo a las tormentas-contesté agachando la cabeza.

-Pobrecita-dijo él conteniéndose la risa.

-No tiene gracia-le dije un poco aterrada.

-¿Quieres que subamos a la habitación?-preguntó extendiéndome su mano.

-Sí, por favor, necesito esconderme bajo unas sábanas-contesté cogiendo su mano.

-Qué infantil eres-insinuó.

-Mira quién fue a hablar-contesté a su insinuación mientras tiraba de él para subir las escaleras hacía nuestra habitación.

Michael se tocaba los bolsillos intentando cerciorar que tenía las llaves, hubo un momento en el que se paró y me miro con cara de "no me mates por favor".

-Antes de nada quiero que sepas que te aprecio mucho y que si me matas te arrepentirás de haberlo hecho al segundo-dijo mientras me miraba con ojos de cordero.

-¿Has perdido las llaves no?-le contesté llevándome las manos a la cintura.

-Un poco...

-Eres de lo que no hay, tienes suerte de tener una amiga como yo que pide copias de las llaves-dije mirándole de reojo mientras abría la habitación.

-Te pondré un altar en cuanto lleguemos a Neverland-explicó irónico.

-¿Sí?¿De verdad? Oh, qué bueno eres Mike-le dije en tono sarcástico.

Michael se acercó hacia mí, me cogió suavemente de la barbilla y presionó suavemente sus labios contra los míos.

-¿A qué juegas?-pregunté un poco confusa y enfadada.

-A nada, me apetecía besarte

-No hay quién te entienda, Mike, me besas, te ofendes y te largas y ahora me besas y dices que es que te apetecía hacerlo-dije apartándome de él.

-Te diré la verdad, no suelo hacer esto, pero tu eres especial, y me atraes y sé que yo te atraigo, todo esto va muy rápido, ya sabes, Neverland, la fiesta, el viaje, de verdad, no sé cómo demonios lo has hecho, pero en tan sólo tres miseros y cortos días te has ganado mi corazón con una sola sonrisa-dijo aprisionándome contra la pared.

-Me estás diciendo que...

-Sí, me he enamorado de ti-me interrumpió.

-Pero...¿Cómo? Si tú y yo y...Ay Dios.

-Cosas que pasan, una de mis frases favoritas es: "Nada puede destruir al amor",pero esta elección está en tus manos, Hayley...

-Yo...


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Siento que este capítulo sea corto, pero quería dejarlo aquí para que hubiese más intriga.

La cosa se pone interesante ¿verdad?

Gracias por comentar (L)