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"Ojos, mirad por última vez, brazos, dad vuestro último abrazo, y labios, que sois puertas del aliento, sellad con legítimo beso un trato perpetuo con la ávida Muerte"

Romeo Y Julieta

Mike (L)

sábado, 24 de julio de 2010

Capítulo 4

Montones de periodistas se encontraban en las puertas de la tienda, intentaban entrar pero los de seguridad no les dejaban, Michael me dijo que me alejase para no levantar sospechas y que si me preguntaban les mintiese, finalmente los periodistas entraron y encontraron a Michael.


-¿Qué haces en una tienda de vestidos Michael?-le preguntó un periodista

-Eh...Pues, vaya...Me estropeareis la sorpresa-contestó riendo falsamente-Aun así no os lo diré.

-Bueno, ¿son ciertos los rumores de que tienes una aventura con Brooke Shields?

-Considero que es hora de que os vayáis-les contestó molesto.

Los guardias se interpusieron y consiguieron echarles, yo tampoco quería perder el tiempo así que me puse a mirar varios vestidos, pero al parecer una periodista se quedó y empezó a preguntarme:

-Hola señorita, ¿sabe que está Michael Jackson en esta tienda?-si con esa pregunta quería sacar algo...Iba muy mal.

-¿¡En serio!? ¿¡Donde!?-miré a todos lados haciéndome la sorprendida hasta que lo encontré y me dirigí a él-sígueme el juego-le susurré-¡Aaaaah!¡Michael te quiero!-dije abrazándole y haciendo como que lloraba.

La periodista se fue frustrada y yo y Michael empezamos a reír a carcajadas.

-Madre mía, eres buena actriz eh-dijo apoyando una mano sobre mi hombro porque la risa lo había debilitado.

-Bueno gané varios Oscars pero lo llevo en secreto-dije riendo.

Michael siguió riendo hasta pasado un rato, se incorporó y me sonrió.

-¿Has visto algún vestido que te guste?.

-Sí, mira ven-le cogí de la mano espontáneamente y le guié hasta un maniquí.

El vestido era largo de color rojo y con escote palabra de honor, era precioso, y a Michael le encantó, lo que él no sabía es que odiaba probarme ropa y más aun en las tiendas, en esos pequeños e incómodos probadores, yo se lo dije, pero él insistió, y para qué negarme más si sabía que no me iba a dejar. Me metí en el probador con el vestido, era muy incómodo cambiarse de ropa y encima ponerse un vestido allí dentro, pero lo hice, cuando salí Michael estaba recostado en una de las paredes cercanas a los probadores, le llamé y él se giró y se acercó a mi.

-Vaya-dijo mirándome de arriba a abajo sonrojándose-estás preciosa.

-Gracias-le sonreí-oye ¿te importaría bajarme la cremallera? es que ya me costó bastante subírmela pero no puedo bajarla.

-No, no me importa-me contestó a la vez que apartaba mi pelo del cuello y bajaba la cremallera-ya está.

-Gracias, me voy a cambiar ¿vale?-le sonreí y me fui a cambiar, al salir él estaba en el mismo sitio-¿nos vamos?

-Claro, un momento voy a hacer que nos envíen el vestido a casa...Por cierto ¿cuál es tu número de pie?

-38 ¿por?-pregunté curiosa.

-Te encontraré los tacones perfectos y nos los enviaran a casa.

No sé por qué pero me gustaba que dijese "a casa" porque parecía que fuese algo nuestro...¿Pero qué? Se supone que yo no estaba enamorada de él, no podía estarlo, era teóricamente imposible.
Nos fuimos a Neverland, nuevamente, en el coche de Paul, durante el trayecto ambos mirábamos distraídos por las ventanas. Al llegar a Neverland, me sentí en casa, era la sensación que me hacía tener el estar allí.

-¿Cómo te lo has pasado?-preguntó Michael.

-Muy bien...Aunque los periodistas sobraban la verdad.

-Sí, siempre están en todos lados, no puedo salir a la calle a dar un paseo tranquilo por las estas calles, siempre están ahí y me entristece porque me gustaría poder mezclarme con la gente normal-su mirada cálida se volvió triste.

-No es justo, todos tenemos derecho a la intimidad y a poder salir sin ser acosados.

-Sí, por eso te envidio.

-¿ A mi? No deberías envidiarme, aunque sea tu tienes una familia y gente que te quiere, yo estoy sola, no tengo a nadie.

-En eso llevas razón, pero siempre hay gente que dice que me quiere...Aunque sé que la mayoría sólo quieren aprovecharse de mi-observé que una lágrima le caía por la mejilla, así que lo único que pude hacer fue arrodillarnos en el suelo y abrazarle tan fuerte como pudiese, porque él lo necesitaba, notaba como me llenaba el hombro de lágrimas, pero no me importó, tenía que desahogarse, yo siempre lo he hecho llorando, y le dejé llorar todo el tiempo que le hiciese falta. Estuvimos cerca de un cuarto de hora así hasta que noté que dejo de llorar pero no quería separarse de mi, él mismo rompió el silencio que nos envolvía.

-Muchas gracias de verdad, me hacía falta-me sonrió mientas se levantaba, se sacudía la arena de sus pantalones y me tendía su mano.

-Nos las des, pensé que lo necesitabas-dije agarrando su mano e incorporándome.

-Oye sé que es muy pronto y que nos acabamos de conocer pero...Me gustaría...Me gustaría que te quedases aquí conmigo, lo entenderé si me dices que no, pero es que tu me entiendes y necesito que alguien me apoye en estos momentos, alguien en quien pueda confiar, alguien que sea mi amiga de verdad y esa eres tu Hayley...-me dijo entre tartamudeos y sonrojos.

Me quedé paralizada...Cavilé durante unos instantes la respuesta...Porque yo sabía que necesitaba a alguien a su lado que lo ayudase en los momentos difíciles, pero yo tenía un trabajo y una tía que me ha cuidado desde siempre, no podía abandonarla ahora. Sinceramente...No sabía que contestar.

-Bueno, ¿qué me dices?-insistió.

1 comentarios:

Sheila in the mirror dijo...

Me parece una novela muy interesante, y bastante realista dentro de lo que cabe. Me gusta mucho tu forma de expresarte y espero con ansia el siguiente capitulo. :)