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"Ojos, mirad por última vez, brazos, dad vuestro último abrazo, y labios, que sois puertas del aliento, sellad con legítimo beso un trato perpetuo con la ávida Muerte"

Romeo Y Julieta

Mike (L)

sábado, 17 de julio de 2010

Capítulo 1

Domingo 8 De Marzo De 1996...



Bajo la sombra de aquel árbol nos hallábamos los dos, acompañados de la calma y la paz propia de un día soleado de primavera, el único sonido que se oía era el canto de los pájaros y la corriente del agua cristalina del río contiguo, se notaba una brisa agradable y la temperatura era perfecta. Pese a haber estado tantos años junto a él, aún no entendía cómo podía ser que alguien tan perfecto se hubiese enamorado de mi, una simple chica de pueblo, con una vida simple...Aunque él la cambió de un día para otro, y yo solía pensar que quizás cometí muchos errores en el pasado pero en ese momento solo me importaba el presente y el futuro, un futuro que pasaría con él, hasta el fin de mi existencia.
Él se incorporó dejándome suavemente en el tronco del árbol y se sentó enfrente mía, examinando cada detalle de mi rostro, intentaba adivinar en qué pensaba, y sonrió, como solo él sabía hacerlo.

-¿En qué piensas?-preguntó.

-En todo lo que hemos pasado juntos-contesté mirando el anillo que él me había regalado el día anterior-Nunca comprenderé por qué te fijaste en mí.

-Te vi todo lo que no les vi a las demás-dijo en tono de broma.

-Claro...-contesté de forma sarcástica levantándome y retirando la hierba de mis pantalones.

-Es bueno recordar los viejos tiempos-explicó pensativamente.

-Sí, ¿recuerdas cómo nos conocimos? fue maravilloso.

-Por supuesto.

Nuestras mentes viajaron simultáneamente a 1988, concretamente una noche solitaria de un 14 de febrero de 1988, yo paseaba, triste, por una callejuela de Los Ángeles, me acababa de dejar mi, ahora ex novio, Tom por otra, y yo solo quería estar sola y llorar, estaba nevando y hacía frío pero no me importaba, estuve cerca de tres horas merodeando por las calles de Los Ángeles, me estaba congelando pero Tom estaba en casa aún y no me apetecía para nada verle, me encontraba sin energías, eran las dos de la madrugada, y andé demasiado, llegué a una mansión con unas puertas doradas enormes y muchas flores de colores recubiertas de nieve que rodeaban el camino para llegar a las puertas, había una especie de cartel en el que ponía en unas preciosas letras doradas Neverland...Sonaba a parque de atracciones, pero estaba tan agotada que lo único que se me pasó por la mente fue tocar el timbre y probar suerte, aunque al segundo de tocarlo caí desmayada al suelo, sentía como alguien llegaba corriendo a paso ligero y como me cogía en brazos, no sabia quien era, pero me encontraba realmente bien en sus brazos, me depositó en un sillón y me arropó con una manta, y en ese momento caí en un profundo sueño, aunque seguía sintiendo el calor del fuego de la chimenea enfrente, no soñé nada, supuse que fue porque mi mente estaba enfrascada en la noche anterior. Al día siguiente desperté en una cama, la habitación era enorme con las paredes pintadas en color melocotón y diversas imágenes de Peter Pan que me trasladaban a mi infancia, las sábanas tenían tacto de seda y había un ventanal muy grande por el que se podía ver el paisaje nevado, era precioso, me levanté y vi que tenía una camiseta que no era mía y no sabía dónde estaba mi ropa, me puse a buscar hasta debajo de la cama y en ese momento tocaron a la puerta, me asusté ligeramente y me di con la cabeza en el borde de la cama.

-Vaya ¿te has hecho daño?-preguntó una voz masculina que me resultaba familiar.

-Eh, no, suelo ser patosa-respondí mientras me levantaba y me giraba para comprobar quien era, y grité de asombro a lo que él respondió riéndose-¿¡Michael Jackson!?

-Sí, supongo que ese soy yo.

-No puede ser, pero tu...¡Ay Dios!

-Rió-Oye...¿Estás bien? Es que...Estas pálida.

-¿¡Cómo quieres que esté!?¿¡Sabes quién eres!?

-Vale, tranquilízate, parece que el frío te a afectado eh, venga siéntate ahí-dijo señalando la silla que había en el aparador.

-Dios, Dios, Dios, Dios...

-Venga tranquila, te traeré el desayuno.

-¡No! Quédate, por favor.

-Pero debes de tener hambre.

-Que va...-en ese momento sonaron mis tripas.

-Que va...Tus tripas van solas ¿no? Espera aquí.

A los cinco minutos ya estaba allí con una bandeja de plata y un montón de comida que seguramente no podría comerme yo sola, despejé el aparador y puso la bandeja encima.

-Tienes que ayudarme...

-¿A qué?-preguntó.

-Soy de poco comer, no voy a poder comerme esto yo sola-le respondí.

-Yo también soy de poco comer.

-No me lo voy a comer todo.

-Te lo vas a comer todo.

-Te he dicho que...-me interrumpió metiéndome una manzana en la boca.

-A comer y a callar, por cierto ¿cómo te llamas?

-Hayley Lawrence-contesté sacando la manzana de mi boca.

-Bonito nombre-dijo sonriendo.

Le sonreí y me comí la manzana sin rechistar porque sabía que por mucho que me quejase se saldría con la suya, pero aunque no lo pareciese aun seguía sin creerme que lo tuviese tan cerca. Al terminar de comer se llevó la bandeja y volvió a subir a la habitación.

-¿Y mi ropa?

-En la lavandería.

-¿Tienes lavandería y todo? Vaya...

-Sí, ya mismo la tendrás aquí y podrás volver a casa, que seguro que tu familia está preocupada por ti.

-Yo...No tengo familia...-dije con un atisbo de pena en mi mirada.

-Oh, lo siento si te he ofendido yo...-le interrumpí.

-No lo sientas, no lo sabias.

-Siento si esto te resulta algo chocante y no quiero ser descortés y mucho menos que te ofendas, pero...¿Qué les pasó?

-Mis padres y mi hermano pequeño murieron en un accidente de coche hace seis años...Se fueron a comprar y yo me quedé con mi abuela, aun recuerdo cuando llegaron los policías a mi casa para decirnos que habían fallecido...-en ese momento una lagrima cayó por ojo y él la secó con un dedo.

-Vaya, de verdad lo siento mucho...Pero anímate, hay que estar alegre y olvidar los problemas y dolores del pasado y vivir el futuro.

-Lo intento...

-Uhmm...Yo sé cómo alegrarte.

-¿Cómo?











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